Obligado a Casarse: ¿Puede el Amor Nacer de un Contrato Absurdo? CEO y Estudiante

Sinopsis: Un CEO multimillonario debe casarse con la primera mujer que vea para no perder su herencia, ¡y el destino lo cruza con una estudiante universitaria totalmente opuesta a él! Forzados a un matrimonio por contrato, este par disparejo navega situaciones cómicas y choques culturales. ¿Podrá surgir algo real de un acuerdo tan loco?

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Capítulo 1 – El Testamento y la Casualidad

Kim Taehyun, de 29 años, CEO de una de las empresas más poderosas de Corea del Sur, se sienta en la oficina de su abogado. Su rostro es una mezcla de cansancio y escepticismo. El viejo señor Choi, abogado de confianza de la familia, sostiene un sobre sellado con el símbolo del patriarca.

—Esta es la última voluntad de tu abuelo, Kim Dae-hwan —dice el abogado con solemnidad.

Taehyun asiente, sin esperar sorpresas. Pero cuando se lee la cláusula final, su ceño se frunce.

“Mi querido nieto solo heredará la totalidad de mi fortuna y el control del grupo Kim si se casa antes de cumplir 30 años. Y deberá casarse con la primera mujer que vea tras leer este testamento.”

—¿Qué diablos…?

Confundido y molesto, Taehyun sale del edificio acompañado por el abogado, que aún sostiene el documento.

—Es legal. Y si no lo haces, el 51% de las acciones pasarán a tu primo Jae-hyun —dice Choi con tono preocupado.

Justo en ese momento, una joven choca con Taehyun al doblar la esquina del edificio. Papeles vuelan, y ambos caen al suelo. Ella maldice en voz baja.

—¡Ah! ¡Mis apuntes!

Taehyun la mira con incredulidad. Frente a él está Han Hae-Won, una joven con gafas chuecas, el cabello desordenado, jeans gastados y una mochila con parches.

—¿No miras por dónde vas? —reclama ella, recogiendo sus hojas.

Él no responde. Solo la observa, con cara de: ¿Esto es una broma del universo?

El abogado, aún con el testamento en la mano, le susurra:

—Es ella. Es la primera que viste.

Taehyun, en shock, la señala con un dedo tembloroso:

—Tú… tú te vas a casar conmigo.

Hae-Won lo mira como si acabara de salir de un psiquiátrico.

—¿Perdón? ¿Te golpeaste la cabeza o algo?

Taehyun intenta explicarse mientras Choi muestra documentos, sellos y firmas. Hae-Won cree que es una cámara escondida. Se ríe a carcajadas.

—¿Dónde está el programa? ¡Esto tiene que ser una broma!

—No es una broma —dice Taehyun, serio—. Si no me caso contigo, pierdo todo.

—Entonces, cásate con otra. ¡Yo no tengo tiempo para este tipo de teatro!

Taehyun la sigue hasta la entrada de una biblioteca pública.

—Te pagaré. Podemos hacer un contrato. Estarás casada por un año, sin obligaciones románticas. Solo necesito cumplir con esto.

Hae-Won lo mira, sorprendida. La palabra “dinero” llama su atención, pero su orgullo es fuerte.

—No soy una mercenaria. ¿Crees que puedes resolverlo todo con tu cuenta bancaria?

—Sí, generalmente sí.

Silencio.

—Idiota.

Esa noche, Hae-Won repasa mentalmente la locura del día. Su compañero de cuarto, Sunwoo, la mira como si hablara de una telenovela.

—¿Y si acepta y luego te mata? ¿Y si es un traficante de órganos?

— Es el CEO de un conglomerado. No necesita mis riñones.

Ella piensa en su deuda estudiantil, sus sueños de ser escritora, su beca a punto de expirar. ¿Y si esto es una oportunidad…? Pero sacude la cabeza.

—No. No puedo venderme así.

Aunque… ¿y si solo finge por un año?

Al día siguiente, Taehyun aparece en la universidad de Hae-Won. Con traje de diseñador, en medio del campus, se ve completamente fuera de lugar.

—Acepta. Una boda falsa, un año, y luego te vas con dinero suficiente para vivir como quieras.

—¿No tienes dignidad? —responde ella.

—¿Y tú? ¿No tienes problemas económicos?

Touché.

Finalmente, Hae-Won accede a reunirse con él y el abogado. Lee el contrato detenidamente.

—Un año. Sin relaciones físicas. Sin injerencias en la vida personal. Solo eventos sociales y apariciones públicas —lee—. ¿Y si uno se enamora?

Silencio. El abogado carraspea.

—Eso no está contemplado.

Hae-Won se ríe, firma y murmura:

—Esto será divertido.

Taehyun no está tan seguro.

Tres días después, una ceremonia privada en el jardín de la mansión Kim se lleva a cabo. Hae-Won lleva un vestido sencillo, se tropieza dos veces, y en el “sí, acepto”, se ríe sin querer.

—¿Qué clase de fanfic es este?

Taehyun la observa, irritado… pero por primera vez, con una pizca de curiosidad.

Ambos llegan a la mansión, donde ahora vivirán juntos.

—Esta es tu habitación. No entres a la mía sin tocar —dice él, frío.

—Tranquilo, príncipe arrogante. No tengo intenciones de invadir tu torre.

Se cierra la puerta. Hae-Won se lanza sobre la cama y grita contra la almohada:

—¡¿Qué estoy haciendo con mi vida?!

Taehyun, en la habitación contigua, se pregunta lo mismo.

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